Castillo Fortaleza
Uno de los elementos fundamentales de la historia y del paisaje urbano de Moratalla es su castillo-fortaleza. El edificio cuenta con tres plantas y esta declarado monumento nacional, siendo la enseña principal del escudo del propio municipio de Moratalla. Lo primero que se identifica en la silueta de la Villa es el pináculo de su Torre del Homenaje, señoreando sus grises tejados, recortada y airosa sobre el fondo de montes de greda. Él fue su seguridad y su símbolo, su testimonio más señero de una época de tierra de fronteras.
Parroquia de Santa María de la Asunción
La Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Moratalla es un templo católico situado en el municipio de Moratalla en la Región de Murcia, perteneciente a la Diócesis de Cartagena. La mayor parte de la estructura actual, especialmente el interior, pertenecen al siglo XVI y por tanto adscrito al arte renacentista español, sustituyendo un edificio anterior del siglo XIV, pero cuyas últimas intervenciones datan del siglo XX. Se identifica con una tipología de edificios religiosos bien definida como iglesias columnarias.
Casa de Cristo
Una de las zonas mas bellas en Murcia la encontramos en la ciudad de Moratalla, un lugar lleno de belleza y de lugares para visitar y perdernos en la naturaleza. Uno de los lugares que no nos podemos perder en Moratalla es la llamada Casa del Cristo.
El Santuario la Casa del Cristo de Moratalla se construyó debido a la aparición que tuvo un agricultor llamado Ruy Sánchez de Jesucristo en el año 1493. En el 1494 encontramos la primera construcción.
Fue incendiado en el siglo XIX por las tropas de Napoleón pero fue restaurado hasta que los monjes volvieron en 1829.
Actualmente el Santuario Casa de Cristo en Moratalla es el Centro de interpretación del Arte rupestre.
Convento de San Francisco
Antigua ermita de San Sebastian construida en el Ultimo tercio del s. XV. En el XVI se derriba lo poco que queda y se construye otra de mayores proporciones, cediendola el Concejo a los franciscanos pare su instalación (29 de marzo do 1579). El aspecto primitivo fue modificado ligeramente en el s. XVIII, ocupando todo lo que hoy es el edificio de la Biblioteca y Plaza de Abastos e inmuebles siguientes hasta la nueva calle, aproximadamente. En 1833 sufrie un gran incendio. La portada pertenece lt barroco tardío murciano con cierta influencia colonial: presenta motivos geométricos y vegetales en jaspe rojo, negro y gris; hornacinas con las imágenes de San Sebastian y de San Francisco. La torre tiene cuatro cuerpos decrecientes. Actualmente, solo se conserve to que eran los pies del antiguo temple, Torre y Coro alto, habilitado este por el Ayuntamiento como Sala de Exposición.
Ermita de Santa Ana
Hacia el año 1607 se funda la Cofradía de Santa Ana y, poco después, en 1614, ya está edificada la Ermita. En el s. XVIII, el presbítero D. Joaquín Conejero Marín y López Amo, moratallero, acometió obras de reedificación (1760-1796) bajo su misma dirección allegando, incluso, fondos personales: aguamanil, órgano (desaparecido), bóveda del Coro, escalón del Presbiterio, torre, terminación de fachada, etc. La Ermita es saqueada durante la Guerra Civil, destruyéndose la decoración interior.
Finalizada la contienda se realizan las reparaciones oportunas. El transcurso del tiempo y la humedad constante del recinto deterioran progresivamente el templo, teniéndose que cerrar al culto en 1988. En octubre de 1994 comienza la restauración, emprendiéndose obras de consolidación y notables reformas interiores que cambian la fisonomía. Los nuevos trabajos tratan de adaptar el templo a las directrices del Vaticano II, buscándose en los elementos el simbolismo cristiano.
Durante las obras los obreros encuentran un manantial en el subsuelo -origen de la eterna humedad-y sobre él se levanta la hornacina del actual Sagrario. La disposición del Altar, Ambón y Sede, constituyen lo más llamativo del nuevo templo de Santa Ana, así como la disposición de los asientos de los fieles.
Se agrandan las tres pequeñas hornacinas del ábside colocando arcos de escayola, presidiendo el central una gran pintura mural de la artista Ana Mª Almagro. Las medidas del Altar se han fijado tomando como base la numerología del nombre de María en hebreo, así como el resto de elementos ya citados.
Puente de Jesucristo y Puente de Hellín
Son los dos puentes, todavía en uso, más antiguos de Moratalla. El primero, construido sobre la Rambla de Aludio en 1562, se llamó en un principio Puente de Juan Blanco, pero luego pasó a denominarse Puente de Jesucristo en honor al patrón de la villa, y porque a través de él se accedía al Santuario Casa de Cristo y a la zona de Benámor, sirviendo de comunicación con las tierras altas del término municipal. Es de piedra, de un solo ojo. Los pretiles se han reparado en diversas ocasiones sin tener en cuenta la obra primitiva.
El segundo, de origen romano, se reconstruyó en 1548 sobre el río Alhárabe, en el antiguo camino que comunicaba con la vecina localidad de Henil), con la cual Moratalla mantenía relaciones comerciales. Actualmente el puente todavía se mantiene en buenas condiciones y sigue siendo utilizado por los agricultores, principalmente para dirigirse a diversos parajes de la huerta y de Las Cañadas. Recientemente se han realizado obras de restauración.
Ermita de la Rogativa
Quizá sea la Ermita de la Rogativa una de las edificaciones cuyo aspecto exterior impresiona al visitante y no precisamente por su «monumentalidad». Posiblemente sea por su entorno, su enclave geográfico, por su situación entre el Pico de Revolcadores -techo de la Región de Murcia con 2027 m de altitud-, El Servalejo y Peña Jarota (1996 m) que se eleva como curioso centinela de roca viva. Fué en Mayo de 1535 cuando el joven Ginés Martínez de Cuenca, al ver una blanca paloma que salía volando de sus sembrados, le lanzó un piedra y cayendo al suelo, se transformó en la Virgen cuya frente aparecía con una herida sangrante. La Virgen de la frente herida rogaría por todos los pecadores y por ello, el Santuario que se edificó en el lugar se conoce como Ermita de la Rogativa. La primitiva construcción levantó sus cimientos al poco tiempo de la aparición. En ella colaboraron unos madereros franceses que por aquel tiempo se encontraban trabajando en Sierra Seca y Cañada del Conejo; ellos fueron quienes a su costa, levantaron y techaron el edificio con tablas que también aportaron desinteresadamente. Doña Teresa, vecina de Huéscar y mujer del comerciante Avaino Genovés, fue quién costeó el retablo de madera con la imagen de la Virgen, así como los diversos complementos para el templo y para dicha imagen. Habían transcurrido varios años cuando la Ermita fue destruida por un incendio. Sobre este lugar, se levanto posteriormente una edificación de tipo rural en los siglos XVI-XVII, cuyo aspecto es el que ha llegado hasta nosotros. Lo más llamativo del interior es el camarín, con pinturas bien conservadas de la época.